Publicado: 15/02/2010 - Actualizado: 13/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
¿Te sientes ofendido o resentido con alguien? ¿No lo quieres ver ni en pintura? Sentirse enfadado o incluso sentir odio no es algo que esté, a decir verdad, mal o bien, las emociones son sólo una forma de reaccionar ante las experiencias que suceden, uno puede elegir a cada momento como reaccionar hacia alguien o algo, y esta elección mucho tiene que ver con la forma en como vemos la vida.
Sin embargo, sentir constantemente odio, ira, rencor o estar recordando cosas que te hacen daño y/o causan dolor ocasiona toda una serie de reacciones negativas y tensiones en tu cuerpo que a la larga se pueden acumular ya sea en tus músculos, articulaciones, venas, etc., provocando a la larga una innumerable lista de enfermedades y malestares de todo tipo.
En realidad, dejar de sentir rencor y dolor tiene una clave muy clara y concreta: deja de tener expectativas. Alejar o disolver resentimientos de tu corazón es dejar de armar ideales con las personas, no necesitas mucho rezo ni preguntarte cada mañana porque te trata o te trató esa persona de una forma tan desconsiderada, poco amable o amorosa. Deja de esperar de los demás. Deja de idealizarlos. Y entonces veras como empiezas a disfrutar de una forma más libre tu vida.
Cuando dejas de esperar de los demás, y renuncias a todos esos ideales que la sociedad nos hace creer que “deben ser”, como que la familia debe de ser “así o asao» para funcionar bien, o que la pareja debe de tener ciertos detalles y actitudes para que sea apropiada, o que tus amigos deben «comportarse de tales formas”, etc, entonces ya tienes ganado el primer paso del terreno.
Por lo general se enseña a que las cosas deben de ser algo determinado o que deben comportarse bajo un cierto patrón. Solemos llevar en la mente cantidad de conceptos y formas de interpretar ya sea el amor, la vida o lo que debe ser un padre, una buena pareja, etc. Estamos esperando o buscando cada día que la vida se ajuste a la familia ideal, la pareja perfecta, el mundo ideal, etc., y cuando no lo encontramos entonces nos frustramos, y llega el dolor y el sufrimiento entre más se insiste. Estas expectativas nos impiden muchas veces disfrutar a las personas tal y cómo son, nos perdemos de la riqueza de lo que simplemente nos pueden brindar, compartir o enseñar, por que estamos esperando que sean el personaje que queremos, no las aceptamos como son, les exigimos, estamos a la espera de lo que deben ser o hacer.
Si deseas dejar de sufrir dolor o tristeza, rencor u odio por alguien que ya no esta, o con quien te relacionas a menudo, es necesario que dejes de esperar que los demás te den, hagan o digan lo que tu quieres que te den, hagan o digan. Esto es privar a la persona de su libertad de hacer y decir lo que desea, lo que le nace sinceramente. Qué poco amoroso sería que alguien nos de o diga algo cuando no quiere hacerlo, ¡tan sólo porque se siente comprometido o se lo exigimos!
La acción que proviene espontánea del corazón es la más valiosa de todas. Debemos acostumbrarnos a la sinceridad de las personas y aceptarlas como son, no tomarnos sus actos de forma personal. Si sus actos te hieren, entonces tienes que quitarte de ahi, no estás obligado a compartir lo que no quieres ni a sentir dolor, pero no se puede odiar a la persona por ser como es, ella no te hace nada, no es ella la que te provocan dolor, es tu insistencia de querer que ella responda como tu quieres, y te haga feliz.
Si crees que alguien no te da o te dio el suficiente amor, comprensión, tiempo, cariño, etc., tienes que valorar, además, que nadie puede dar lo que no tiene. Si sientes que alguien que has querido te ha tratado o te trata mal, es porque esta persona quizá carezca del amor suficiente como para compartirlo o darlo. Si lo tuviese, te lo hubiese entregado o te lo entregaría. Muchas veces las personas están confundidas, se sienten solas, no saben que hacer con lo que sienten, y huyen o se muestran indiferentes, gritan y pelean. ¿Qué puedes hacer tú? Lo único que se puede hacer es, en lugar de seguir odiando o llenándose de rencor, llenarse uno de más amor, de manera que puedas frenar el círculo vicioso del rencor, y dejes de alimentarlo con tu actitud, pensamiento y palabra, y puedas, si es que quieres, ayudar a quien lo necesita a crecer. Y si no quieres, pues te vas a buscar lo que tu quieres. Nadie te puede atar o privar de tu felicidad, sólo tus conceptos o ideas respecto a algo o alguien.
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A ti te corresponde soñar con lo que quieres, con tu forma de ser y con cómo crear tu vida. No te corresponde soñar la vida de los demás. Sentir que alguien te debe algo es una idea que no te llevará a ningún lado constructivo. No condiciones ni juegues juegos de control, ni manipules a los demás a tu conveniencia para que sean como tu quieras, porque entonces sufrirás cuando los demás no quieran jugar tu juego.
Empezar a dejar ser es aprender a dejar libres a los demás. A medida que te concentras en lo que tu quieres y sueñas, y te empeñas en realizar tu vida como anhelas, verás que poco a poco el rencor va desapareciendo, porque entonces ya no dependerás de ellos para sentirte bien, sabrás que cada persona tiene el derecho de experimentar la complejidad de la vida por sus múltiples laberintos, y que entre más feliz seas, más encontraras a tu lado personas para compartir relaciones y experiencias más plenas.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 13/10/2018
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