Publicado: 11/04/2010 - Actualizado: 13/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
Esta es una famosa frase metafísica que sugiere e invita a comprobar si es verdad que, con tan sólo pedir, se nos dará aquello que pedimos. A pesar de que la afirmación suena firme y conduntende, es posible que muchos duden de su veracidad, pues nos podemos evitar pensar en esas ocasiones en que hemos solicitado algo con todo nuestro empeño y esto simplemente no se cumplió. ¿Por qué unas cosas se nos dan y otras no? ¿Por qué no todo lo que pedimos se nos cumple? ¿Dónde esta el verdadero secreto de la frase?
Pedir es algo que hemos hecho desde que nacimos, desde pequeños hemos tenido necesidades y hemos solicitado, bajo nuestros recursos, comida, agua, atención, etc. De pequeños, el llanto era una forma de pedir lo que queríamos, y mientras no sabíamos hablar señalábamos las cosas que queríamos para que nos las dieran. Conforme crecimos y aprendimos a hablar, entonces usamos la palabra para pedir lo que queremos.
Ahora que somos adultos, pedir es algo que resulta muy fácil: pedimos favores, cosas, experiencias, etc. El problema esta en que muchas de estas cosas a veces se cumplen y otras veces no. Por otro lado, también nos llegan cosas y situaciones a nuestra vida que parece que “nunca pedimos” y que de pronto ahí están, “aparecen” de la nada, nos llegan deudas, problemas, enfermedades, etc., y, si estamos «de suerte», nos llegan sorpresas, premios, ofertas y regalos.
El arte de saber pedir
Lo que se nos da parece que no siempre lo pedimos. Y sin embargo así es. Todo lo que tenemos es porque de alguna forma lo hemos solicitado. De alguna forma estamos pidiendo a cada momento cosas a la vida, aunque no lo notemos, con nuestros pensamientos, actitudes, hábitos y palabras, estamos cada día solicitando cosas y experiencias a la vida. Si esto te parece un poco exagerado, basta con que pongas un día atención a tus pensamientos, hábitos y actitudes para que veas cuántos mensajes envías al día.
Muchas veces no somos conscientes de todo lo que pensamos, hacemos y decimos, porque por lo general no nos detenemos a pensar “en largo”, es decir, nuestros pensamientos van muy aprisa y viajan de forma desordenada durante todo el día por nuestra cabeza, así que mientras realizamos un sinfín de actividades, nuestros pensamientos van y vienen sin rumbo ni razón. Por otro lado, tampoco hacemos mucha consciencia de la forma en cómo hablamos, y perdemos de vista los hábitos y actitudes que, con su intención, pasan un mensaje muy interesante a la vida. Pensar en «largo» es atender despacio lo que pensamos.
Saber pedir es algo que no sólo se hace unos minutos al día: se trata de una actitud constante, de un modo de ser, de una forma de vida. Si vas a un restaurante y pides un plato de sopa al mesero, no vas y miras a cada rato en la cocina para ver si este ya esta siendo preparado. Lo pides y esperas, platicas, te desentiendes. Y luego, el plato de sopa ahí está. ¿Qué sucede cuando pides y confías totalmente en que esto llegará? Que esto llega. Tus actitudes, tus palabras, tus pensamientos hablan de que sabes que ese platillo que pediste se te servirá pronto.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando no te llega lo que pediste? ¿Qué pasa cuando se tarda de más? Bueno, hay muchas razones para que esto ocurra. Por ejemplo, si te llega lo que no quieres, lo más probable es que quizá no pediste con claridad lo que querías, tu mensaje fue difuso. Cuando no llega lo que quieres o se tarda mucho, es posible que no estés confiando en que lo que quieres llegará, o que tu rango de aceptación no sea lo suficientemente grande como para admitir aquello que pides.
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Saber pedir es hacer real lo que pediste. Y esto es algo que tiene que ver con cuestiones un tanto profundas. Sin embargo, si deseas afinar tu poder de pedir cosas para que estas lleguen, puedes ir practicando con cosas sencillas y prácticas en tu vida, e ir descubriendo porque a veces te llegan las cosas y porque otras no.
Por ejemplo: un ejercicio muy bueno para comprender este poder es observar lo que sucede cuando le pides a alguien un favor: observa como reacciona la persona, si te “da” lo que le pides o no, y observa, después, como se lo pediste, el modo, y que sentías cuando se lo estabas pidiendo. Haz esto cada vez que pidas algo, y observa cuando esto se te cumple y cuando no.
Cuando no se cumple lo que pediste, es muy importante que te preguntes lo siguiente: ¿Lo estabas pidiendo con desesperación, enfado, con exigencia o arrebato? Porque si es así, entonces no estabas pidiendo sino exigiendo. Y no es lo mismo: “Pide y se te dará”, que “Exige y se te dará”. Hay una diferencia abismal entre una y otra. La primera solicita. La segunda quiere arrebatar. La primera suigiere con confianza y desapego; la segunda, habla con miedo, tensión y apego. Es muy importante que observes si exiges o “arrebatas” en lugar de pedir, pues así, las cosas nunca llegarán o se te negarán, o vendrán sin armonía ni alegría. El modo de pedir las cosas es algo muy poderoso, debes procurar que, al pedir, haya un sentimiento de desapego con lo que pides, que sea más bien una propuesta amorosa, debes procurar ser muy amable a quien pides, pero no una amabilidad forzada sino sincera, incluso mezclar un sentimiento de gratitud por la cosa que recibirás anticipadamente.
También es de gran ayuda observar lo que sientes y piensas tu cada vez que alguien de pide algo, ver cuando se «lo cumples» o no, y porque sucede esto. Por ejemplo: si un niño pequeño te pide un cuchillo…. ¿Se lo das? ¿Porque no? La respuesta parece obvia: porque se podría dañar, aún no tiene la madurez para manejar un cuchillo. Si eres alguien sensato, no se lo darás aunque el pequeño llore, grite y pataleé. Dentro de ti hay una naturaleza muy sabia e inteligente que influencia todo lo que pides y quieres. Tu sabiduria interior sabe lo que te bneneficiará en tu vida y que cosas impediran tu desarrollo tanto espiritual como mental. Es por eso que muchas veces parece que no consigues lo que quieres y pides, aunque llores , grites y pataleés. Sin embargo, tu voluntad es poderosa, y muchas veces puedes hacer que sucedan cosas aunque estas no sean las más gratas para ti. Por eso es importante, cuando pides, pedir «en armonía para mi y para todo el mundo«.
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Así que si en tu vida sientes que no has recibido mucho lo que quieres, es momento de empezar a practicar y comprender este poder que tiene sus profundidades. Sin embargo, si poco a poco comprendes como funciona, y eres persistente en practicar lo antes mencionado, y además, empèizas por agradecer todo lo que llega a tu vida, sabiendo que todo, por muy «bueno o malo que parezca» es un puente importante y necesario para que crezcas en todo sentido, verás que en muy poco tiempo empiezas a atraer a tu vida todo eso que realmente quieres. En tu vida sólo «aparecerán» aquellas cosas que solicitas ya sea con tus hábitos, palabras y pensamientos. Cuando éstos están integrados, entonces generas un gran poder de atracción. Y entonces, siplemente sucede lo que verdaderamente anhelas.
Ahora mucho se habla de la fuerza de atracción que tiene el pensamiento. Es importante que no pierdas de vista nuinca las razones las cuales te llevan a que hagas algo. Siempre observa tus razones pues muchas veces no somos consientes de esto y omitimos la verdadera razón del porque pedimos o queremos algo. En realidad, la mente e suna herramienta fabulosa que te da lo que pides, asi lo ha hecho siempre. Quiza una de las cosas que necesitemos es dominar lo qu epensmaos y tratar de mantenerlo en mente.
Si la vida es caótica, distante y esta hecha un lio, esto sólo refleja lo caótico, lioso y distantes que están nuestros pensamientos de lo que queremos. Asi que si deseas algo en la vida, además de tener en cuenta lo anterior, deberás aprender a ser muy paciente y a confiar más en que tu mente es la que atrae y atraerá todo lo que tienes y tendrás en tu vida.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 13/10/2018
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