Publicado: 27/02/2014 - Actualizado: 10/10/2018
Autor: Sally M. Aiquipa
Enfrentar el divorcio nunca es fácil, más aun si hay niños de por medio. Este proceso largo y difícil casi siempre genera consecuencias dolorosas en los hijos a nivel emocional, como bajo rendimiento escolar, baja autoestima y rebeldía. Nuestros niños no pueden comprender que el amor entre sus padres se acabó, no pueden separar que el amor de esposos es muy distinto al amor que los une a ellos.
Si estás pasando por este momento y tu hijo o hija se ha vuelto rebelde, debes tener paciencia, la comunicación es fundamental.
Recuerda que pese a ser un tema delicado, un divorcio no tiene por qué ser extremadamente dañino para un niño, si se tienen en cuenta ciertas medidas y precauciones para protegerlo.
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NO esconder a los niños el tema el divorcio
Lo peor que se puede hacer es ocultarle el problema a tu hijo(a) o hacer los trámites silenciosamente para al final decirle que sus padres ya están divorciados.
El divorcio debe ser, en algún momento tocado explícitamente por ambos padres. Lo ideal, de acuerdo a los especialistas, es que tanto padre y madre promuevan este diálogo con su hijo y que expongan sus razones, dejando totalmente en claro que él no es en lo absoluto culpable de lo sucedido.
Depende de la edad
No en todas las familias los niños reaccionarán del mismo modo, todo depende de la relación entre todos sus miembros y la edad de los vástagos. Esto último es fundamental.
Los padres deben encontrar la manera de llegar a su niño y asegurarse de hacerle llegar un mensaje que lo tranquilice. Cuando llegue el momento de hablar háganlo sin echarse la culpa, sin alterarse, sin provocar una discusión.
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Cómo ayudarlo
Para ayudarlo a comprender qué es lo que está sucediendo, háblenle sinceramente, que el amor entre sus padres no es el mismo, que muchas veces la forma de quererse entre adultos, tiene algunos cambios.
Que es importante, para vivir en pareja, ponerse de acuerdo en cosas importantes y que por esa razón, ambos han decidido vivir por separado.
Aquí es vital que hagan hincapié que a aunque uno de los padres se deba mudar, el lazo de padres a hijos jamás se rompe y que permanecerán unidos de por vida.
Si no hay otra opción
Si ya no hay un sentimiento que los una como esposos y han intentando terapia para solucionar sus problemas sin obtener resultados, lo mejor es que no den marcha atrás, por no querer originarle una pena a los hijos.
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Nunca será saludable soportar al otro sin que haya amor. Seguramente en el momento menos indicado estallarán en alguna desavenencia, afectando de modo más grave la tranquilidad de los niños.
Cuando son adolescentes
Si los hijos ya no son niños, la situación podría volverse más delicada, por cuanto en esta edad, son más conscientes de lo que sucede y tendrán una batería más amplia de preguntas e interrogantes que escapan a su lógica.
Incluso el divorcio puede afectarles en su visión y concepto sobre la confianza, la lealtad y el amor, al volverse algo escépticos en la existencia de estos valores.
Hay que tener mucho cuidado pues los adolescentes de padres divorciados, podrían llegar a ser jóvenes que dudan de su habilidad para casarse o mantener una relación amorosa.
En esta edad pueden experimentar la soledad, la depresión y la culpabilidad, incluso puede llevarlos a conductas de riesgo, como el consumo de alcohol y otras drogas o volverlos promiscuos.
Las preguntas
En ambos casos si el hijo es adolescente o un niño, hay que estar preparados para las siguientes preguntas: “¿dónde viviré, con quién, cambiaré de casa, de colegio, seguiré viendo a mis amigos?”.
En la medida de lo posible, hay que darle las respuestas a todas sus interrogantes, para calmarlo.
Eso sí, aclarar que aunque cambie de casa, el padre que no viva con él, siempre estará cuando él (ella) lo necesite. Que ambos padres nunca se desligarán de sus necesidades.
Los especialistas recomiendan que si el niño o los niños son menores de 5 años, no se hagan grandes cambios en temas de domicilio y escuela.
La custodia
Acá ambos padres deben dialogar y convenir en qué es lo más saludable para el menor. Generalmente si son muy pequeños deben continuar al lado de la madre. Sin embargo sea cual sea el caso, deben evitar pelearse por los hijos, intentar ganárselo con regalos o dinero, jamás ponerlo en contra del otro progenitor.
Ninguno de los padres debe utilizar al niño como rehén para conseguir algo del otro progenitor (del ex). No hablemos mal del otro, delante de nuestros hijos, si uno de ellos no ha olvidado al otro, no nos pongamos tristes delante del niño.
Buscar ayuda
Recuerda que este es un proceso complejo, hay que entender que no son
los primeros ni serán los últimos que pasan por un divorcio, así que puede buscar grupos de ayuda. No es lo mejor enfrentarlo solo, hable con otras personas que hayan atravesado la misma situación y encuentre su fuerza interior para enfrentarlo de la mejor manera, para el bienestar suyo y el de su familia.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 10/10/2018
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