Publicado: 01/11/2013 - Actualizado: 19/10/2020
Autor: Laura G. Garmendia
¿No le dices la verdad a tu hijo por miedo a que sufra? ¿Le das lo que pide con tal de que no se frustre o le das lo que quiere en lugar de lo que necesita? Sobreproteger a los niños con estas actitudes no sólo no es beneficioso, sino que puede tener muchos perjuicios para el niño… Entonces… ¿Por qué nos gusta sobreproteger a nuestros hijos?
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¿Qué es la sobreprotección?
Hay muchas personas que son propensas a proteger a los demás, ya sean hijos, pareja, amigos, etc., con la intención de evitarles dolores, preocupaciones, enojos, caídas, etc. Sin embargo, la sobreprotección puede ser una de las causas más frecuentes de inseguridad, rebeldía, frustración, carácter débil y confuso.
Sobreproteger significa que se quiere proteger de “lo malo” a quienes amamos. Las personas muy sobre-protectoras por lo general tienden a juzgar mucho las emociones, piensan que el dolor, el enojo o las preocupaciones son algo que debe evitarse, por lo que hay que hacer todo con tal de que el otro no las padezca.
Sin embargo, cuando sobreprotegemos, realmente lo que estamos haciendo es privar a la persona de que viva sus propias experiencias y que se vuelva más fuerte, creativo, seguro e integro. Y más consciente de si mismo. El dolor, el miedo y todo eso que pensamos es “malo”, son realmente desafíos en nuestra vida los cuales nos empujan a crecer, a tener más noción de uno mismo y más madurez emocional. Cuando sentimos dolor o no obtenemos lo que queremos, pensamos, nos volvemos creativos, buscamos la forma de seguir.
Consecuencias de sobreproteger a los niños
Para los expertos del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones de Barcelona, la sobreprotección se relaciona con varias enfermedades psiquiátricas y puede afectar gravemente a la autonomía y al desarrollo saludable del niño (1).
Los niños muy sobreprotegidos se vuelven inseguros y muy poco profundos, son berrinchudos y tiene límites muy confusos los cuales los podría volver rebeldes. Los niños sobreprotegidos son además muy enojones, pues no tienen resistencia a la frustración, por lo que son explosivos y groseros, sobre todo con quienes los sobreprotegen. Quizá es su forma de protestar ante la sobreprotección.
Si un niño fue sobreprotegido de pequeño por lo general cuando crece no va a ser muy tolerante, será más propenso al dolor emocional y se frustrara muy fácilmente cuando las cosas no le salgan como quiere. Además, los adultos o niños sobreprotegidos son intolerantes, desesperados y desconsiderados, porque están acostumbrados a que se les trate con muchas consideraciones.
Por otra parte, diversos estudios vinculan la sobreprotección del menor con el acoso escolar, asociado a la falta de seguridad del niño y su vulnerabilidad (2) (3).
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¿Por qué los padres sobreprotegen a los niños?
Por miedo e inseguridad, porque de alguna forma necesitan sentirse seguras con el cariño, afecto o reconocimiento de quienes sobreprotegen o porque les da miedo que las personas que aman “sufran” por enfrentarse con la “cruda” realidad.
¿Cómo evitar sobreproteger?
Recuerda siempre que no es lo mismo tener cariño o consentir de vez en cuando, que sobreproteger. Para que no te salgas de los limites, te damos estos tips que sin duda te ayudaran:
- Habla con tu hijo o con las personas con la verdad, nunca intentes ocultar algo por miedo a que el otro sufra o se enoje, esto solo postergara un aprendizaje emocional. Podemos usar el sentido común con los niños, y no decir cosas que sintamos no son indispensables que sepa. Pero cuando se trata de enfrentar al niño a sus propios problemas y situaciones debe hacerse con cariño y empatía, pero mostrando al niño las cosas como son. En el caso de los adultos, siempre es mejor hablar con honestidad.
- No des todo lo que pide al pequeño, y permite que se frustre cuando no consiga lo que busca.
- Si tiene algún problema tu hijo o hija en la escuela no salgas como superman a resolverlo. Es importante que ayudes a tu hijo a pensar, a solucionar sus propias cosas, para que no tenga que depender de ti. Cuando se sienta o lo traten mal, ayúdale a solucionar. Puedes hacerle preguntas como “¿Qué puedes hacer para resolverlo? ¿Cómo puedes poner límites? ¿Qué crees que se pueda hacer para que no te sientas así?» Y darle ideas de lo que u harías. Pero déjalo que el participe en arreglar sus cosas.
- No hagas un drama cuando tu pequeño se caiga o le pase algo o le traten mal los maestros y alumnos. Trata de verlo como un desafío y antes de que te salga la lanza y el escudo, sabe que de esa experiencia tu hijo aprenderá a ser más fuerte y consciente. Así que escúchalo y hazle que medite formas de transformar su dolor. El consuelo es bueno como apapacho pero no debe sustituir el aprendizaje.
No hagas a las personas sentirse víctimas de los demás, sino creadoras de su destino y experiencias.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 19/10/2020
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