Publicado: 01/12/2007 - Actualizado: 13/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
En Asia, los cazadores han aprendido una trampa muy astuta para atrapar a los monos: hay que conseguir una calabaza de buen tamaño, hacerle un hueco (considerando que por ahí tendrán que meter una banana), y sacarle por ahí toda la pulpa, cuidando de no romper la corteza. Una vez hueca la calabaza, hay que introducir una banana de buen tamaño. La calabaza se deja en algún lugar de la selva, y es vigilada por el cazador. De vez en cuando llega un mono y descubre la banana ahí dentro, y mete de inmediato la mano para cogerla. En el momento en que el mono tiene asida la banana, la banana lo tiene atrapado a él, es decir, que mono y banana han quedado atrapados por una calabaza pues mano y banana no caben por el agujero. El mono no puede abandonar la idea de soltar la banana, no puede soltarse de ella, por lo tanto el mono es prisionero de una banana. Pronto vienen los cazadores, el mono está en problemas, no sabe que hacer, se angustia, se pone nervioso, pero no puede soltar la banana, no reconoce que su problema es no soltar la banana y huir. Y entonces el cazador lo atrapa. Si el mono pudiese hablar y relatar en una entrevista lo que sucedió, seguramente culparía a la calabaza, al agujero pequeño, culparía quizás al destino del drama: ¿que tenía que hacer una banana dentro de una calabaza?
Soltar para lograr la felicidad
El ejemplo puede sonar un tanto cómico, más, al igual que los monos, lo seres humanos a veces no alcanzamos a ver o reconocer cual es el motivo principal de nuestros problemas o infelicidad.
El no querer soltarnos de las cosas porque tenemos asociado, en nuestro interior, que esa cosa a la que nos aferramos nos produce o va a producir cierto placer, alegría, o algún beneficio. La mente nos dice que ese objeto, persona o circunstancia a la que nos aferramos nos va a dar algo que realmente nos satisface y complace, y entonces el discurso es mantenernos asidos a esto pues ¿cómo vamos a soltar lo que representa un bienestar, un placer?
Nuestra naturaleza nos inclina al placer, a la alegría y al mayor beneficio. Pero el aferrarnos a algo tan solo indica que, desde ese momento, ya somos prisioneros, elegimos que la felicidad y el beneficio provienen únicamente de eso que no se quiere soltar. Nos hacemos prisioneros por voluntad propia y nos exentamos del placer que tanto anhelamos.
Soltar algo significa que nosotros también nos dejamos libres, que sabemos reconocer que no hay solo una banana en el mundo. Es en esta libertad que es posible experimentar o seguir moviéndonos a buscar lo deseado, quizás un día descubramos donde está realmente la verdadera satisfacción y alegría, y quizás en nuestra búsqueda un día nos topemos por ahí con uno de esos monos necios, y le podamos dar un buen tip.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 13/10/2018
Acerca del autor
Si, desde luego que somos prisioneros.
…por cierto, muy bien elejidas las metaforas .. lo de que «no ha ysolo una banana en el mundo» ha sido muy explicito… jajja
Besos
ciao