Publicado: 29/08/2008 - Actualizado: 01/02/2020
Autor: Laura G. Garmendia
La piel reseca es un mal frecuente que padecen muchas personas y que deriva en varias manifestaciones como la piel escamosa, enrojecida, arrugada, irritada, con dermatitis, con erupciones, etcétera. La comezón, el enrojecimiento y el ardor de la zona con piel reseca son algunos de los síntomas que se presentan.
En ocasiones anteriores hemos dado consejos de cómo mejorar la piel por medios naturales, y hemos hablado de la importancia de ciertos hábitos como consumir alimento fresco y variado, aplicar mascarillas naturales, exfoliar la piel para ayudar a la regeneración celular, tener hábitos de limpieza así como del buen descanso, tan importante este último para ayudar a que la piel se restablezca y regenere.
Muchas veces la dieta adecuada (dejar de comer leche de vaca y azúcar refinada entre los más importantes consejos para sanar la piel), aunada a hábitos saludablemente inteligentes llenos de paciencia, son suficientes para restablecer en gran medida la salud de la dermis. Sin embargo, si conjuntamos todos estos esfuerzos con el acto de entrar a nosotros mismos para erradicar la raíz que provoca los principales malestares de la dermis, obtendremos una curación realmente exitosa y permanente.
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Qué es la energía emocional y cómo influye en la salud
La energía emocional es, digamos, el abono que alimenta todo nuestro cuerpo: es la que hace “crecer” en nosotros ya sean las flores o los arboles o, en caso de ser deficiente, la hierba seca; la energía emocional es la que puede hacer que en nuestro cuerpo puedan vivir hermosos colores y tersuras, o el que puede no nutrir de vida ni energía, y volver seco ese lugar llamado cuerpo el cual, en este caso, representaría la tierra que se nutre de dicha energía emocional.
Las emociones y la salud del cuerpo
Nosotros podemos sentir muchas emociones, y quizá nos sea difícil encontrar la relación que tiene nuestro sentir con lo que el cuerpo dice. Sin embargo, podríamos simplificar este proceso en algo muy sencillo: si nuestras emociones están basadas en el amor, nuestro cuerpo lo evidenciará con todas esas cualidades como la belleza, la salud, la fuerza, la armonía, la ternura y la “suavidad” que caracteriza dicha emoción. Si nuestra emociones son de no-amor, el cuerpo lo evidenciará con irritación, resistencia, tensión, enrojecimiento, dolor, molestia, y resequedad; digamos que el amor es el agua nutritiva y el no-amor es el agua que va careciendo de nutrientes a medida que este desaparece de nuestra vida.
En realidad, nada de lo que sentimos o experimentamos en nuestra vida esta bien y mal: el problema real es la actitud que tenemos para con ello.
Todo mundo puede tener retos, problemas y situaciones conflictivas; todo mundo puede padecer ciertas condiciones que parezcan desfavorables. Pero es la actitud con la que inyectamos dichas experiencias la que nos puede “nutrir” o “desnutrir” la experiencia. Si nuestra actitud es siempre renovada, y busca el cambio y la transformación positiva, esto nutrirá cualquier experiencia sea cual sea, y nuestra intención se reflejará en todo nuestro cuerpo.
Sin embargo, cuando la forma de responder a algo es de resistencia o evasión, de desconfianza, temor, crítica o culpa, entonces la energía transmitida al cuerpo es precisamente de no-amor, de no-confianza, y entonces hay tensión, irritación, fastidio y dolor (la culpa se transforma en dolor en el cuerpo), y, hablando de la piel, la falta de amor o comprensión se transforma en una “resequedad”, el amor no circula hasta nuestra superficie, no hay una actitud nutritiva respecto a lo que se vive, no hay suavidad para la vida porque no hay comprensión.
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¿Cómo mejorar la salud piel?
En realidad, cada situación en la vida nos representa un desafío para que crezcamos; es cuando no crecemos que comenzamos a morir. La piel es un aspecto muy sensible a lo que sentimos, porque es nuestra envoltura para relacionarnos con el mundo. Cuando tenemos rencores y enfados pasados, cuando nos sentimos amenazados por no poder crecer a nuestro mayor gozo y libertad, comenzamos a guardar “mugre” es decir, emociones de rencor, culpa y temor ya sea para con nosotros o para con alguien en el pasado que sentimos responsable de nuestra situación.
Esto puede parecer algo muy complejo de solucionar, pero no lo es. El punto más importante aquí es el atrevernos a vivir lo que realmente queremos vivir. ¿Cómo haremos esto? Hay muchas formas de ayudarnos a crear confianza en nosotros mismos para atrevernos realizar lo que realmente queremos; leyendo, buscando la ayuda adecuada, pero sobre todo, teniendo una fuerte intensión por crecer y madurar. Yo creo que uno de los problemas más profundos que desatan los malestares de la piel es el hecho de que nos da miedo enfrentar la vida a nuestra manera, lo que significaría que no queremos o podemos crecer, que queremos o necesitamos seguir dependiendo de algo o alguien que nos irrita o ya no nos satisface.
La falta de gozo y placer equivale a falta de amor. Buscar lo que nos da gozo y placer es una decisión que equivale a querer crecer; equivale a darnos amor.
Este un espacio breve para abarcar este extenso y fascinante tema, pero siempre es bueno recordar que, mientras intentemos y nos arriesguemos para encontrar y colocarnos en la realidad que realmente anhelamos, no importan todas las inconveniencias o problemas que encontremos… Cualquier cosa puede suavizarse y embellecerse si se tiene la intención de nuestra realización. La piel es la evidencia de que el amor esta sucediendo.
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Referencias
- Peyrí, J. & Lleonart, M., 2007. Perfil clínico, terapéutico y calidad de vida de los pacientes con dermatitis seborreica. Actas Dermo.Sifiliográficas, vol. 98, nº 7, pag. 476-482.
- Martínez Suárez, V. et al., 2016. La nutrición como condicionante de la salud de la piel. Más Dermatología, vol. 26, pag. 19-24.
- Paucar Lescano, P.K., 2018. Relación bidireccional de las patologías cutáneas con los trastornos mentales. Revista Científica Ciencia Médica, vol. 21(1), pag. 84-89.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 01/02/2020
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