Publicado: 23/03/2010 - Actualizado: 22/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
Cuando ponerse rojo (ruborizarse) sucede frecuentemente y sin causa aparente, puede resultar algo muy molesto, incómodo e incluso vergonzoso para la persona que lo padece. Sonrojarse es algo natural cuando sentimos un poco de pena o estamos excitados, irritados o nos sentimos intimidados por algo, la sangre fluye al rostro con más ímpetu y este se pone colorado.
Sin embargo, cuando la persona simplemente se ruboriza por cualquier cosa, y su cara se pone colorada apenas habla o hace algo, entonces esta reacción espontánea y natural se puede volver una patología, la cual, aunque no es una afección ni nada hasta cierto punto “grave”, si es algo que desconcierta e incluso suele hacer sufrir a muchas personas pues, aunque no se crea, ruborizarse por cualquier cosa es una reacción de la que poco se habla y que curiosamente padece mucha gente, la cual suele sufrirla en silencio, muchas de ellas no comparten esto que consideran un “defecto” ni con sus mejores amigos ni familiares, simplemente se reservan y tratan de mirar para otro lado cuando sienten que su cara se ruboriza ya sea porque llaman la atención cuando comentan algo, o cuando se hablan de determinados temas, o cuando alguien simplemente los mira o menciona. Ruborizarse sin causa aparente no es ninguna afección, cierto, pero sin duda puede causar efectos no positivos en la personalidad y carácter de la persona como:
• Puede fomentar un carácter inseguro, pasivo y poco participativo, aunque no se desee ser así.
• Causa desesperación y enfado.
• Se caen en situaciones de estrés al querer controlar la circulación o no querer ser descubierto.
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¿Qué provoca esta reacción de ponerse rojo?
Como se ha dicho, no es una cuestión realmente grave ni que afecte la salud, pero si repercute de formas no positivas en el carácter y la seguridad de la persona. Es hasta ahora que se empieza a tocar el tema abiertamente pues antes esto parecía no llamar la atención ni el interés al no considerarse como algo “grave”.
Ponerse rojo puede tener muchas causas, pero una de las principalmente es sin duda el estado emocional de la persona. Alguien que se ruboriza con frecuencia y por cualquier cosa puede tender a tener una, algunas o varias de las actitudes emocionales como las que se mencionan a continuación.
• La persona pudiese tener cierto temor por no ser o cumplir con las expectativas de los demás o de la sociedad; así que cuando siente que no alcanza a cubrir lo que le exigen, se ruboriza. Cabe mencionar que las expectativas no siempre son “reales”, muchas veces se percibe que alguien espera “mucho” de nosotros, aunque esto no sea del todo cierto.
• Estas personas pudiesen tomarse las cosas, los comentarios y las “miradas” de forma muy personal, y brindarles, además, una interpretación muy suya, en donde la mayoría de las veces ellos “salen perdiendo” es decir, se sienten de alguna forma criticados, rechazados o desvalorados aunque esto no sea precisamente así. Esto es algo que puede ocurrir a niveles inconscientes y tan de prisa que ni siquiera se piense, no es que la persona este pensando precisamente “en que esta siendo criticado”, pero pudiese disparar sentimientos arraigados, guardados o muy profundos. Así entonces, la persona se ruboriza sin hacer consciencia de lo que le esta produciendo esta reacción.
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• Quienes se ponen rojos a menudo no les gusta llamar ni ser el centro de la atención, lo cual podría asociarse con un problema de inseguridad que no ha sido del todo contactado. Pudiese ser que la inseguridad que sienten y se les “dispara” al ser “vistos”, derive del temor a que se les descubra algo «malo«, un aspecto de su personalidad que ellos mismos rechazan, alguna debilidad. Se teme «ser visto» como uno realmente es.
• Es probable que estas personas tengan un elevado sentido de la perfección respecto a su imagen, a como se debe ser y a lo que uno debe de hacer, quizá se dejan influenciar por estructuras muy estereotipadas, en el fondo pueden sentir demasiado temor por no llegar a ser lo que los otros esperan que sea. Temen la burla o el no reconocimiento, y esto puede suceder a niveles profundos de su mente.
• Algunas veces esta patología pudiese ocurrir en personas que se perciben seguras y orgullosas de si mismas, sin embargo, deben valorarse estos aspectos detenidamente pues pudiese ser que se tengan sentimientos o emociones no reconocidas o, de alguna forma, negados, los cuales se disparan cuando alguna experiencia logra sensibilizar esta disposición emocional, entonces el cerebro envía el mensaje y ocurre la reacción en el cuerpo.
¿Cuál es la causa biológica de ponerse rojo?
El sistema nervioso se divide en dos: el sistema nervioso relacionado con las acciones voluntarias y el sistema nervioso autónomo, que actúa independientemente de uno, y el cual a su vez se divide en dos: sistema simpático y sistema parasimpático. Las personas que se ruborizan a menudo y por “cualquier cosa” tienen un sistema simpático hipersensible, es decir, se activa por estímulos mínimos.
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¿Qué se puede hacer para remediar el ponerse rojo?
En la actualidad, existe un libro titulado When Blushing Hurts (Cuando sonrojarse duele), publicado en español recientemente. El autor, el Doctor Enrique Jadresic, psiquiatra, quien padeció de este trastorno, afirma que el rubor facial patológico es un padecimiento traumático para aquellos que lo sufren, y que ha sido “… un tema ignorado por la medicina y que no se verbaliza. Es un sufrimiento que se lleva en silencio”. “Yo sé lo que es sufrir al ponerse rojo por todo. En la universidad no me atrevía a hacer preguntas en clases, y por mucho tiempo no quería ir a lugares públicos, porque me podía encontrar con alumnos o pacientes, cosa que automáticamente me hacía sonrojarme. Y no es que me diera vergüenza, sino que al revés: el sonrojarme, algo completamente incontrolable, y muy desagradable, sobre todo cuando eres figura de autoridad, me daba vergüenza”, confiesa el doctor.
El doctor recomienda la operación de esta patología para los casos más severos o cuando han fracasado otros tratamientos o estrategias como los medicamentos o la psicoterapia conductual. La operación, aunque no dura más de una hora, puede tener algunas complicaciones o consecuencias secundarias, como la caída del párpado, entre otras cosas. Resumiendo, el doctor concluye que es una patología con un origen principalmente biológico, y con consecuencias psicológicas.
Por otro lado, la medicina energética o natural opina lo contrario: que ponerse rojo es una afección psicológica o emocional, con consecuencias biológicas. Y recomienda sin duda “la otra vía”, aprovechar la patología para fortalecerse uno mismo y conocerse y descubrirse cada vez más.
Al tratarse de un problema más bien de origen emocional, de una hipersensibilidad, sin duda se recomienda un proceso de mucha consciencia y valoración respecto a la situación, no rechazar ni negar la condición pues esto sólo agrava el problema, se trata de hacer una observación detallada y sin juicios de todo lo que se siente cuando uno se pone rojo, la auto observación es sin duda una estupenda herramienta para introspectar sentimientos y emociones que probablemente no estén del todo conscientes, es como ir reconociendo poco a poco el origen de la situación. Cierto que observarse a uno mismo es algo que tiene su técnica, pero hay muchos terapeutas energéticos que pueden conducir a la persona al principio y ayudarla a contactar con aquellas causas que están produciendo la hipersensibilidad.
Sin duda, este camino resulta ser de mucho más valor para aquellas personas que gustan y disfrutan de su crecimiento personal, cortar algo o medicarlo no resuelve el problema central, quizá ayude a resolver síntomas pero no se esta atendiendo la raíz que lo causa, así pues, la persona pudiese ser que logre ya no ponerse “tan roja” si se opera o medica, pero se habrá perdido del nutritivo paseo por un conocimiento de si mismo, el cual puede no sólo erradicar esta patología, sino ayudarle a fortalecer su carácter en todo sentido, además de despertar su extraordinaria mente.
Si bien todas las alternativas son válidas y ninguna a decir verdad, esta “bien o mal”, cabe destacar que la mente siempre busca los caminos más fáciles y prácticos para solucionar algo, por so muchas veces nos desesperamos y queremos que las cosas se solucionen rápido y “ya”. Sin embargo, cabe darse la oportunidad de experimentar nuevos caminos para solucionar las cosas de una nueva forma, tonado en cuenta que si queremos nuevos y más grandioso resultados, hay que empezar por cambiar las fórmulas con las que empezamos a resolver una situación.
Referencias
- When Blushing Hurts. Overcoming Abnormal Facial Blushing (2nd Edition, Expanded and Revised). por Enrique Jadresic, MD. 2014. formato_ E-book. Páginas: 152. ISBN: 9781491750278
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 22/10/2018
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