Publicado: 08/02/2011 - Actualizado: 21/03/2017
Autor: María del Sol R. Lara
Antigua industria Siria afronta amenaza de imitadores.
ALEPPO, Siria – Un fuerte perfume a aceite de oliva y laurel pende en el aire de Aleppo, hogar de una antigua industria jabonera que goza de un incipiente renacimiento desde que el Gobierno levantó una veda comercial en los últimos cinco años.
Pero los guardianes de las antiguas tradiciones afirman que codiciosos imitadores han comenzado a comercializar un jabón industrial barato bajo el mismo nombre, amenazando con socavar la marca en los lucrativos mercados europeos de exportación.
«Los consumidores europeos son muy exigentes. Puede que desembolsen varios euros por un jabón que diga Aleppo pero no volverán a comprar jabón sirio si no les hace bien a la piel«, explica un fabricante.
El verdadero jabón de Aleppo, apodado el oro verde de Aleppo, está hecho con aceites de oliva y laurel, agua y sodio de origen vegetal, un ingrediente natural que solidifica la mezcla.
La pureza y simplicidad del jabón – el aceite de oliva es un humectante natural y el de laurel un limpiador – contrastan con los jabones modernos que usan de todo, desde grasa de cerdo a hueso de caballo triturado, además de aceites «menos nobles«, como el de palma u otras semillas.
Las cinco familias establecidas como productoras de jabón –Zanabili, Najjar, Fansa, Jbeili y Sabouni– exportan la mayor parte de su producción – a Europa, Corea del Sur y Japón, especialmente el de más alta categoría, que contiene entre 12-45 % de aceite de laurel.
Marhaf Sabouni, cuyo legado familiar en la fabricación de jabón data de hace 600 años, dijo que comprar una de las marcas establecidas era lo más seguro ya que éstas no han puesto en juego su calidad y reputación.
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Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 21/03/2017
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