Publicado: 21/01/2008 - Actualizado: 13/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
La inflexibilidad es un rasgo de personalidad que puede estar mezclada en muchos de los actos de nuestra vida. No es que sea una actitud mala o buena, o algo elegido o no, mucho menos algo de santos o crueles. La inflexibilidad es la reacción a la que llegamos cuando no sabemos que hacer o como manejar alguna situación. Cuando hay miedo y nos sabemos como manejarlo, cuando hay un dolor que rebasa nuestra comprensión, cuando, de hecho, somos ignorantes de ciertas cosas y esto implica que nos sintamos agredidos, solos, vacíos, y nos resistimos de algún modo (ya sea consciente o inconscientemente) a nuevas consideraciones y conocimientos, entonces somos inflexibles.
Variantes de la inflexibilidad
La inflexibilidad puede tomar muchas variantes en la personalidad. En cierto modo es una resistencia para no accesar a ese aspecto que nos cuesta trabajo o no entendemos dentro de nosotros mismos. Y para esto podemos tener muchas excusas y justificaciones, no siempre se nota la inflexibilidad, no es cuestión de decir “si” a todo o “no” a todo, ni de ser muy lindo o con cara dura, a la inflexibilidad la convertimos en muchas actitudes y con ellas la camuflageamos para poder convivir de algún modo con lo que nos inquieta y las exigencias de afuera.
Por ejemplo, somos inflexibles cuando estamos siempre muy ocupados, pues la ocupación nos distrae del dolor y otras inquietudes interiores. Este exceso de actividad es una resistencia a nosotros mismos. Otra cosa serían aquellas actitudes que tomamos para calmar o evadir la ansiedad o nerviosismo que sentimos, actitudes que luego se vuelven hábitos perjudiciales para el cuerpo. Dentro de estas actitudes encontramos el fumar, el exceso de compromisos sociales, el alcoholismo y en casos más severos, la adicción a drogas u otras cosas. Todas estas son solo formas con las que nos resistimos a no ir dentro de nosotros y bucear en lo que no comprendemos o sentimos hondamente.
La resistencia es inflexibilidad. Y somos inflexibles cuando no tenemos algo que nos guíe a entender y comprender. Entonces el cuerpo comienza a manifestar esta inflexibilidad, se tensa, pero esa tensión es solo un reflejo, y la parte que se tensa indica solo el área que está más débil en el cuerpo.
Restableciendo el equilibrio
Es obvio que nadie quiere sentir dolor ni tristeza. Sin embargo, esa fuerza dentro de nosotros que nos empuja a restablecer la armonía y el equilibrio y a solucionar conflictos interiores, insiste desde dentro para empujarnos a comprender. Un día ya estamos enfermos y, si escuchamos al cuerpo, comenzamos a dejar las resistencias, es decir, los hábitos con los que nos resistíamos. Si no hacemos caso al cuerpo, a la larga, vamos necesitando más cigarro y más dependencias, y así lo haremos hasta que no nos demos la oportunidad de considerar lo que hay en nuestro interior, y solucionar los conflictos que nos impiden la felicidad y el gozo.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 13/10/2018
Acerca del autor