Publicado: 18/01/2011 - Actualizado: 11/05/2020
Autor: Laura G. Garmendia
Los expertos en educación saben que un adulto que sabe pensar fue un niño que supo jugar. Y es que en el juego se desarrollan gran cantidad de habilidades que le ayudan a los niños a madurar destrezas y estrategias que lo harán una persona sin duda más inteligente, creativa y cooperativa.
En realidad, el juego en la infancia es un modo de aprendizaje. Los niños, cuando están jugando, tienen toda su atención en el desarrollo del juego, por lo que esta motivación hace del juego en la infancia un recurso insuperable para el desarrollo socioeducativo. Gracias a los juegos, además de aprender y divertirse, el niño podrá comprender más fácilmente conceptos como disciplina, la importancia de las reglas, el sentido de la solidaridad, etc., que quizás sean más difíciles de trasmitir por otros medios (1).
Los padres se podrían ahorrar grandes discursos y muchos regaños y castigos si jugasen más con sus hijos. El problema es que en esta época el juego entre los adultos y los niños se ha sustituido en gran medida por internet o por los juegos de vídeo, los cuales son más un entretenimiento que acapara la atención de los más jóvenes pero que no desarrolla la inteligencia ni la sensibilidad como lo hace el juego entre las personas.
Los videojuegos pueden ayudarle al niño a desarrollar un pensamiento estratégico, una buena lógica y mucha observación, pero no desarrolla en ningún caso la sensibilidad ni el acercamiento con el ni con los demás, ni le hace consciente de sus emociones ni le ayuda a madurar una empatía inteligente.
Hay muchos juegos de vídeo donde el niño solo mata y mata y entre más mata, pelea o quita de su camino, más gana. No es que uno este reñido con la muerte o con los obstáculos, pero de nada sirve el pensamiento inteligente si no se combina con una buena dosis de sensibilidad hacia uno mismo y el entorno.
El juego entre adulto y niño
Cuando esta bien en planteado y esta de acuerdo a la edad y capacidades del pequeño, el juego entre padres e hijos se convierte en el mejor recurso para enseñarles y transmitirles valores y habilidades de todo tipo a nuestros hijos (2).
Beneficios de jugar con los hijos (3):
• El desarrollo de la observación y el pensamiento estratégico.
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• El sentido de la cooperación.
• Una sensibilidad a las personas y una empatía con sus semejantes, ayudándole a relacionarse mejor con el mismo y con los demás.
• Desarrolla la creatividad y un pensamiento analítico.
• Ayuda al niño a anticiparse a los resultados que obtendrá tomando determinadas decisiones, por lo que le ayudará a decidir y a ser más maduro emocionalmente.
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En el caso de juegos donde interviene todo el cuerpo, como el fútbol, básquet o volibol, etc.:
• El niño desarrollará una consciencia corporal acerca de sus habilidades y destrezas motrices.
• Le ayudara a desarrollar coordinación y armonía corporal.
• Le brinda más confianza para desenvolverse con su cuerpo.
• Desarrollara coordinación motriz y su lateralidad.
• Le da al niño libertad de movimiento y una noción de espacio donde se mueve.
En el área de educación física, en muchas escuelas y países, dan relevante importancia al juego como base de acción creativa y desarrollo de habilidades, pero uno de los grandes problemas es que los profesores no se adecuan a los programas, o estos son deficientes, o los maestros no están motivados realmente con el alumno ni comprometidos con su profesión, por lo que el área de educación física, en países no muy desarrollados, suele ser deficiente.
¿Cómo jugar con los hijos?
Bueno, quizá esta pregunta salga sobrando para quienes el juego nace espontáneo. Sin embargo, muchas veces para algunos padres no es sencillo iniciar el juego, sobre todo cuando no se está acostumbrado o cuando los niños son renuentes o apáticos, o cuando no quieren dejar de jugar los juegos de vídeo y se resisten a los juegos con los demás.
Aquí algunos tips para que animes a tus hijos a jugar:
• Para iniciar el juego, es necesario que el padre esté motivado también, pues si no lo está, solo transmitirá lo contrario al niño, y este no querrá jugar.
• Es necesario que el padre elija algo que le guste jugar a él también para que la actividad la puedan disfrutar los dos.
• Elije un juego adecuado a la edad de tu hijo y a sus habilidades, y procura que el también participe en la elección del juego.
• Al inicio del juego, se deben tener bien clara las reglas, no importa si es un juego deportivo o un juego estratégico (como cartas, naipes, ajedrez, domino, etc.). En todos los juegos existen reglas y el padre debe plantearlas al principio.
• Si el niño se muestra renuente a las reglas, diles que empezaran jugando un juego muestra y ve explicando las reglas conforme vayan jugando.
• ¿Qué hacer si el niño no quiere jugar? Si prefiere los juegos de vídeo puedes dejarlo un rato, pero plantéale horarios y no le permites más de una hora de juego al día. Mantente firme en el horario para que el niño se acostumbre a jugar sólo por un tiempo y no vuelva su mundo estos juegos. Luego que lo apague, quizá a lo haga con enfado, pero es aquí donde puedes proponerle jugar. Si no quiere, no lo fuerces, invita a algún hermano o sobrino a jugar contigo algo donde se diviertan y quizá esto antoje a tu hijo a jugar. Si no lo hace, entonces puedes empezar a jugar cuando, por ejemplo, tengan que decidir algo, como lavar los trastes o hacer alguna labor casera. Jueguen naipes o ajedrez, y permitan que el que gane decida quien hará las labores y como.
• Si tu pierdes el juego contra tu hijo, debes mostrarte siempre un buen perdedor, darle la mano y felicitarle por haber ganado, y explicarle lo que aprendiste del juego. Esto le enseñara a tu hijo a que lo importante no es ganar ni competir, sino participar, pensar, considerar, crear, imaginar, etc.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 11/05/2020
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