Publicado: 10/10/2007 - Actualizado: 14/02/2019
Autor: Laura G. Garmendia
Vivir con felicidad es lo que todos queremos. Si estás viviendo cada día con pensamientos parecidos a: «cuando logre esto y el otro, entonces voy a …» ó «Cuando tenga esto o lo otro, ahora si voy a poder …» entonces estás viviendo por eso y por aquello, estás viviendo allá, no estás viviendo hoy.
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Querer y anhelar es algo natural
Trabajar para obetenr lo que deseamos alimenta nuestra creatividad y nos desarrolla nuevas habilidades. El anhelo de querer transformar las cosas activa nuestro progreso. Sin embargo, querer y crear no es la raíz del problema, sino la actitud perniciosa de que no podemos ser felices y estar satisfechos en este momento hasta que obtengamos un anhelo en particular.
Quien vive enfocado únicamente en el puro logro de su deseo
Vive disociado de este momento, soñando constantemente en el como lograr algo, vive con prisa y muchas veces ansiedad, los obstaculos le crean frustraciones y desesperación, hay mal humor e irritación sobre todo cuando alguna circunstancia del momento presente le quiere distraer la atención de su ambición. Vivir unicamente en pos del anhelo crea una distancia de los momentos presentes, se está sumergido en el mundo ajeno donde la felicidad y paz están en ese tiempo donde el deseo se conseguirá. Al estar totalmente ajeno al momento presente, se buscan placeres pasajeros, consuelos en la comida o bebida, se necesitan diversiones y distracciones que, en el fondo, no nos recrean el espíritu sino solo calman y borran nuestra angustía e insatisfacción, y nos acallan un momento la ausencia de que necesitamos todavía mucho para ser felices.
Vivir feliz
Se que al decir «date un tiempo para ti» la frase puede resbalar rápidamente de los oídos: detenerse y darse un tiempo para uno significa para algunos perder tiempo, dinero, clientes, fama, amigos, imagen, etc. Pero debajo de toda esta justificacion hay algo que debe considerarse: tu anhelo podría estar haciendo que evadas el momento presente porque es en este momento en donde puedes hacerte consiente de ti y de lo que profundamente sientes. Quizás tu prisa y tus ganas de hacer algo no te dejen ver que, en el fondo, hay algo que te hace más feliz que lo que estás haciendo o pretendiendo, muchas veces evadimos el presente con nuestras ilusiones porque el tocar el presente nos habla de nosotros, y el escucharnos con profundidad implica, muchas veces, cambios, confrontarte con nuevas situaciones y experiencias, decir no a quienes siempre haz querido complacer y decirte si a lo que tu, honestamente quieres. El aquietarte y tomarte un tiempo de reflexión muchas veces podría hacerte reconocer que necesitas comenzar de cero, dar un giro importante a lo que haces, pero sobre todo significa enfrentarte a tus debilidades y carencias. Y para estó se necesita mucha fortaleza, comprensión y, sobre todo, ser un gran amigo de ti mismo.
Darte tiempos al día para estar realmente contigo y lo que sientes es lo que le da a la vida un sentido más profundo. La vida se va haciendo más hermosa y grata a medida que nos descubrimos nosotros mismos y nos atrevemos a hacer lo que en el fondo realmente nos complace y satisface. La vida es fría, aburrida y poco grata en proporción a la distancia que tengamos con nosotros mismos: si nos acercamos a nosotros, la vida se acreca. Si nos alejamos y evadimos nosotros mismos, así lucirá la vida. Entre más consciencia tengas de ti, de lo que sientes y piensas, más estarás en este momento, porque más lo gozarás y vivirás con plenitud. Esta es la diferencia entre vivir, y realmente vivir.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 14/02/2019
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