Publicado: 17/10/2007 - Actualizado: 16/02/2020
Autor: Laura G. Garmendia
Cuando a los instintos, impulsos y emociones se añade la capacidad de pensar, más allá de la inmediatez del momento, y se comprende el sentir a partir de un yo consiente, se habla de un cerebro racional. Pero cuando esta capacidad racional actúa a favor del gozo y la plenitud profunda del individuo, se habla de inteligencia emocional. Las emociones involucran nuestro conocimiento y experiencia personal, nuestra filosofía y creencias que reaccionan ante una determinada experiencia. Son estados afectivos que cada individuo experimenta de forma un tanto distinta y particular de acuerdo a sus vivencias y criterios. Algunos animales comparten con nosotros las emociones básicas, aunque en los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje y la capacidad de pensar. Entender las emociones es ir entendiendo principalmente nuestros pensamientos.
Relación entre pensamientos y emociones
A continuación te damos una breve lista de algunas emociones.
- MIEDO: Anticipación de un peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
- AVERSIÓN: Asco, disgusto, repulsión.
- IRA: Rabia, enojo, desesperación, resentimiento, furia, violencia.
- SORPRESA: Asombro, desconcierto, entusiasmo repentino.
- ALEGRÍA: Diversión, gratificación, satisfacción, bienestar, seguridad.
- TRISTEZA: Pena, soledad, abatimiento, insatisfacción, culpa, pesimismo.
¿Para que sirven las emociones?
La finalidad de las emociones es darnos un conocimiento acerca de lo que pensamos, sentimos, creemos. Si se analizan con detenimiento, se observará que cuando se experimentan nos hablan no solo de un estado de ánimo, sino de una actitud o una forma de ver la vida. Si tienes un pensamiento perfeccionista, seguramente encontrarás errores en todas partes y estará tu ánimo muy irritable. Si esperas siempre mucho de los demás, entonces puede ser que te sientas decepcionado a menudo. Si estas pensando que estás solo y que no hay nadie a tu lado que te apoye, lo más probable es que te sientas triste y deprimido. Pero no te preocupes tanto por lo que sientes y pon atención a lo que piensas: si cambias tu actitud y cambias la creencia que te está provocando dicha emoción, podrás provocar otro tipo de emociones y experiencias. A continuación te damos una sencilla lista donde podrás detectar que tipo de actitudes pueden estar generando tus emociones:
- MIEDO: entre muchos de los aspectos que engloba el miedo, ésta emoción nos habla principalmente de desconfianza, de una constante protección a un poder ajeno a nuestro poder, tememos nos invada o nos arrebate la felicidad y el bienestar. Con esta emoción no nos referimos realmente a la precaución natural e instintiva que se tiene al cruzar la calle, sino a aquella emoción que nos obstaculiza y nos hace inseguros.
- AVERSIÓN: nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante. Esto puede hablar de inflexibilidad, de no querer cambiar, de ser demasiados perfeccionistas o criticones y de una no aceptación a la variabilidad de la vida.
- IRA: nos induce hacia la destrucción. Esta emoción nos habla de una profunda intolerancia, de querer controlar la vida y a los demás de acuerdo a lo que creemos conveniente. La ira está presente siempre que dependemos de los demás para demostrarnos cuan importantes y valiosos somos.
- TRISTEZA: nos motiva hacia una nueva reintegración personal. Cuando sentimos depresión nos quedamos quietos, callados, retirados. Esta postura nos dice que hemos tocado ciertos momentos en donde ya no podemos evadir ni rechazar lo que sentimos y es necesario retirarnos para confrontarlos y saber más acerca de lo que nos hace sentir satisfechos.
- ALEGRÍA: es un momento en que nos sentimos libres y entusiasmados. Dichos momentos nos dan una especie de descanso y nos provocan una nueva actitud, nos alientan y empujan a considerar nuevas formas de vivir la vida. Pero recuerda que la verdadera alegría no es pasajera, pues ciertamente puedes sentirte satisfecho en tu vida a cada instante, si realmente lo deseas y te empeñas en ella.
Referencias
- Bermúdez, M. P. et al., 2003. Análisis de la relación entre inteligencia emocional, estabilidad emocional y bienestar psicológico. Universitas Psychologica, vol. (1), pag. 27-32.
- Palmero F. et al., 2006. Certezas y controversias en el estudio de la emoción. Revista Electrónica de Motivación y Emoción, Vol. IX (23-24).
- Sánchez Álvarez, P. 2015. La educación emocional para la mejora de las relaciones familiares y sociales. Verdad y vida: revista de las ciencias del espíritu. Fundación Dialnet, ISSN 0042-3718 (267), pág. 385-404.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 16/02/2020
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