Publicado: 14/10/2011 - Actualizado: 23/05/2020
Autor: María del Sol R. Lara
Que hacer deporte es esencial para llevar una vida saludable es algo conocido por todos, sin embargo, no todo el mundo sabe por qué el ejercicio físico es beneficioso para nuestro cerebro, mente y estabilidad emocional; además de para nuestro cuerpo.
Desde aquí queremos desvelar porqué una rutina de actividad deportiva mejorará muchos aspectos psicológicos que no se perciben a simple vista. Está demostrado que hacer deporte reduce la ansiedad y tiene grandes beneficios tanto para la salud física como para la salud mental (1).
Efectos directos de hacer ejercicio
Recientes investigaciones de la Universidad de São Paulo demuestran que el flujo sanguíneo en el cerebro incrementa notablemente durante la actividad física. La vascularización de ciertas regiones cerebrales facilita la creación de redes neuronales de mayor calidad y por tanto las funciones cognitivas (como percepción, expresión y procesamiento de información) se ven potenciadas.
Por otro lado, la segregación de neurotransmisores puede aumentar hasta más de un 30% durante entrenamientos de tipo aeróbico. Entre ellos las endorfinas, un analgésico natural que nos hace sentir satisfaccción y sosiego; la serotonina y noradrenalina no solo vuelven nuestro estado de ánimo más alegre sino que, según el Instituto de Neurología de Berlín, mejoran notablemente los mecanismos de almacenaje de nuestra memoria (2).
Efectos indirectos
Hoy en día vivimos inmersos en el estrés de la ciudad: las prisas, el trabajo, las relaciones personales… y muchas veces dejamos de lado el deporte, cometiendo un grave error, pues son muchos sus beneficios psicológicos para reducir la ansiedad y la tensión (3).
Estadísticas realizadas a partir de testimonios de diferentes grupos de estudiantes de la Universidad de Ámsterdam concluyeron que el hábito deportivo está relacionado con reducción de nieveles de ansiedad y tristeza así como una mayor presencia de factores de nuestra personalidad como asertividad, confianza, estabilidad emocional, rendimiento académico y laboral (4).
La actividad física no tiene por qué ser necesariamente un deporte en concreto o suponer un esfuerzo extremo. También podemos practicar rutinas como el baile, yoga, patinaje o incluso gimnasia sencilla en nuestro apartamento.
De esta forma conseguiremos sentirnos mejor con nosotros mismos y afrontar con mayor fuerza los retos y adversidades que se presentan día a día.
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No olvides consultar a tu médico antes de iniciar la actividad física, dependiendo de tu estado de salud y edad, para que te asesore de forma personalizada.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 23/05/2020
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