Publicado: 30/07/2012 - Actualizado: 13/10/2018
Autor: Laura G. Garmendia
La comunicación en la pareja es un aspecto muy importante. ¿Crees que sea posible vivir en armonía con tu pareja para toda la vida? ¿Te parece un ideal en estos tiempos mantener una intimidad profunda y placentera? ¿Realmente deseas ser feliz con alguien por mucho tiempo?
Una gran cantidad de divorcios, rupturas, enojos, pleitos, infidelidades, violencia y demás situaciones incómodas y poco gratas suceden todos los días entre las parejas. Si bien todos esperamos que nuestra relación este llena de magia, maravillas y hasta aprendizajes nuevos que la hagan crecer y madurar hacia nuevas experiencias, no siempre esto se logra, quizá porque nadie nos enseñó realmente a amar, quizá se nos enseñaron a aguantar, a seguir, a no decir lo que queremos o a ser dominantes, sumisos, fríos, etc..
Amar es una palabra que, a mayor o menor medida, todos aplicamos en nuestras relaciones cuando realmente nos interesa algo. Sin embargo, quizá una de las cosas que venimos a aprender a este mundo sea a descubrir que significa amar, y nada mejor que aprovechar a nuestra pareja para entender y descubrir el amor, una palabra que puede tener realmente profundidades mágicas si aprendemos un poco cada día a encontrarla y entrar cada vez más en ella para salir empapados de su fuerza y poderla compartir con quienes amamos. Y una de las facetas ddel amor es la comunicación
Contenidos
Comunicación y expectativa
Una de las causas principales del alejamiento o frialdad entre dos personas es que por lo general estamos esperando a que la otra persona nos haga felices o sea de determinada forma. Si bien la felicidad es lo que podríamos buscar en nuestra pareja, depender de cómo es el otro o la otra para sentirnos “bien” o realizados resulta muy poco nutritivo para la relación. SI observamos bien y honestamente el motivo del por qué nos enfadamos con nuestra pareja, o nos separamos o sentimos indignados con sus actitudes, etc., es que esta no cumplió con nuestras expectativas.
Esperar del otro y reclamarle o distanciarse porque que este no cumplió, nos dio o actuó a como “debía”, es una gran equivocación, pues esto crea un gran desgaste, una sensación de insatisfacción, de no ser querido, etc., además de que no estamos aceptando a nuestra pareja tal y como es. Decimos o pensamos muy a menudo cosas como: “Esperaba que me dijeras que…” “Yo pensé que ibas a …” “No se me hace justo que…” “¿Por qué no me dijiste que… ? La lista de expectativas puede ser larga, esperar del otro provoca reclamos, reproches y una serie de situaciones que alejan a las personas.
Comunicación
Una relación verdadera se funda o construye con una buena comunicación, la cual debe ser un cultivo continuo, sin olvidar que nuestra pareja tiene sus debilidades, inseguridades, etc. Si bien en una relación es muy importante la comunicación para llegar a acuerdos y entenderse o conocerse mejor, el reproche es un arma de las menos amorosas, poderosas y efectivas que hay, pues bien se ha visto que al final del reclamo la cosa solo se hizo más pesada y enredada.
No estamos diciendo que la comunicación debe ser un lecho de rosas y que tengamos que ser una miel todo el tiempo. No. Sino que la comunicación debe tomar en cuenta la aceptación plena de quienes amamos, sus debilidades y carácter único, así como la sinceridad y la intención de llegar a acuerdos.
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Reproches, enojos y enfados
Si tenemos alguna queja o reproche, antes de decirlo a la pareja primero habría que pensarlo uno mismo, valorar que es lo que nos produce tanto enfado y si no es que intentamos ya sea controlar, dominar o hacer que nuestra pareja sea de determinada forma. Debemos tener siempre presente que nuestros enfados y enojos son nuestra responsabilidad, y que si hay algo que nos enfada del otro es algo que tenemos que resolver primero nosotros, pues el ego está muy vinculado con las cosas que nos hacen enfadar. Hay que recordar que no podemos hacer que el otro cambie sus actitudes, pero si podemos cambiar nosotros y de esta forma influir en el otro.
Por ejemplo: si pensamos que nuestra pareja está siendo indiferente, inconsciente, irresponsable, grosera, etc., podemos hablarlo y decirlo de forma clara y sincera, pero no tratando de cambiar al otro, sino de ver sus razones y conocer lo que piensa o por que lo hace. Si el cónyuge se niega a hablar o actúa a la defensiva, hablando con excusas o reclamos, entonces esta en nosotros valorar por qué estamos en una relación así, y que es lo que nos mantiene cerca de alguien que nos trata de esta forma. Muchas veces, la pareja nos refleja debilidades nuestras como nuestra falta de comunicación con nosotros mismos, nuestra forma de hablarnos golpeada o indiferente, nuestro trato hacia nosotros con exigencias o pocas consideraciones. Si no nos observamos en el otro y aprendemos a crecer y madurar nuestras debilidades, entonces nada afuera crecerá. SI nuestro interior no florece, nada afuera podrá hacerlo. Y la pareja es una de las personas donde mas podemos encontrarnos a nosotros mismos.
Abrir espacios de confianza
La aceptación plena de nuestro compañero o compañera es uno de los primeros pasos para que esta pueda abrirse y mantener nuestra confianza. Cuando juzgamos o hacemos juicios anticipados a ella, esto provoca molestia y alejamiento. Lo mejor es escuchar abiertamente lo que nos plantea, hacer un esfuerzo por escucharla realmente, volvernos su mejor amiga o amigo, platicar sin sentir que nuestra pareja es nuestra propiedad o un robot que debe hacer, sentir o decir determinadas cosas. Una relación realmente viva es donde hay confianza, y comunicación, lo cual permite aceptar diferencias que pueda haber entre los dos. Con esta actitud de comprensión y aceptación plena podemos inspirar a nuestra pareja a cambiar o a considerar alternativas nuevas de convivencia, no porque intentemos dominarla, por exigencia o porque “nos debe algo”, sino porque primeramente ponemos el ejemplo de saber escuchar, dialogar e intimar, y segundo porque realmente la amamos sin estar esperando algo a cambio, lo cual es una de las pruebas del amor más grandes y que más cuesta llevar a cabo: dar sin esperar.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 13/10/2018
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