Publicado: 30/12/2007 - Actualizado: 18/02/2020
Autor: Laura G. Garmendia
La comprensión o empatía es un entendimiento correcto de alguna experiencia, ya sea sensitiva, mental o física, que da claridad y amplía la consciencia.

Cuando realmente comprendemos una situación experimentamos una calma especial, una especie de libertad, una nueva forma de ver las cosas. Interpretar correctamente lo que nos sucede, lo que sentimos y la forma en como actuamos, es realmente un arte que se logra a partir de la observación, de la intensión de profundizar en lo que somos, de la practica de la contemplación y la reflexión.
La compresión se vuelve virtud cuando podemos lograrla con nosotros mismos para luego poder darla a los demás, es entonces que nuestra experiencia puede no solo retroalimentarnos, sino retroalimentar a los demás.
Aquellos seres que son comprensivos han pasado antes por diversas situaciones en las que se han dado el tiempo y la paciencia para escudriñar dentro de si mismos. Nadie puede alimentarse interiormente si no se comprende a si mismo. Y no es posible que comprendamos lo que le sucede a nuestro hijo, a nuestro jefe, a nuestra pareja y al mundo mismo, si antes no hemos logrado la comprensión profunda con nosotros mismos.
Contenidos
Comprensión profunda
Sin embargo, hay ocasiones en que, al intentar una comprensión más amplia de lo que sucede, podamos caer engañados bajo interpretaciones o formas de ver la vida que de momento justifiquen la experiencia con criterios que de momento parecen correctos, pero que bajo situaciones más favorables, un día caigamos en la cuenta de lo pequeña que era nuestra visión y criterio, y descubramos que de alguna forma engañábamos nuestra comprensión bajo criterios pobres o bajo una observación muy superficial. Por ejemplo, podemos intentar comprender el porque le pegamos o maltratamos a un niño cuando no obedece.
Podemos decir : ”Él se lo merece, para que obedezca”. Más, sin embargo, si profundizamos un poco más, podemos descubrir que nuestras reacciones se produjeron quizás no solo por justificar un concepto de educación, sino porque quizás había un enfado interior nuestro que recayó sobre el niño. Más si seguimos profundizando en esta situación, si realmente queremos volvernos consientes de lo que hacemos, podemos observarnos hasta el punto de lograr comprensiones que en verdad nos retroalimentaran en todos los niveles.
Si nos damos tiempo y paciencia y realmente escudriñamos en esta acción, podemos encontrar que tratamos a este niño de la misma forma en que nos tratamos a nosotros mismos…
Quizás cuando éramos niños y mientras crecíamos sentimos está misma exigencia, nos hablaban así, nos trataban así, y creímos que, aunque nos dolió o lastimó, así es la reacción adecuada, es el molde que tenemos en nuestro criterio, y lo que hacemos ahora es solo una repetición, no es una conducta auténticamente nuestra porque carece de nuestra honda reflexión, no está renovada por nuestra consciencia, es solo un patrón repetitivo que nos da seguridad. (SIGUE EN LA SEGUNDA PARTE)
-
MAS EN SALUD NATURALVitamina K en la dieta: importancia, funciones y síntomas de deficiencia
Referencias
- Gilar Corbi, R. et al., 2008. Inteligencia emocional y empatía: su influencia en la competencia social en Educación Secundaria Obligatoria. SUMA Psicológica, vol. 5 (1), pag. 21-32.
- López, M.B. et al., 2014. Empatía: desde la percepción automática hasta los procesos controlados. Avances de psicologia latinoamericana, vol. 32 (1), pag. 37-51.
- Carpena, A., 2016. La empatía es posible. Ed. Desclee De Brouwer.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 18/02/2020
Acerca del autor