Publicado: 22/05/2010 - Actualizado: 28/03/2020
Autor: Laura G. Garmendia
La cirrosis es una afección en la que el hígado comienza a debilitarse, deteriorarse y a tener un mal funcionamiento debido a una lesión crónica en donde el tejido sano del hígado queda remplazado por tejido cicatricial, el cual bloquea parcialmente la circulación sanguínea a través del hígado, restringiendo su capacidad de controlar infecciones y eliminar toxinas y bacterias.
Además, el hígado va quedando limitado a procesar los nutrientes, hormonas y medicamentos y a fabricar las proteínas que regulan la coagulación sanguínea, así como a producir bilis para ayudar a absorber las grasas (colesterol) y las vitaminas solubles en grasas.
Un hígado sano tiene la habilidad de regenerar sus propias células cuando se dañan, pero en el caso de la cirrosis, sobre todo en la etapa terminal, el hígado es incapaz de reemplazar las de forma eficaz las células dañadas. Es aquí cuando se requiere de un hígado sano para poder sobrevivir.
Contenidos
Causas de la cirrosis hepática
Estas son las causas más comunes de la cirrosis del hígado o cirrosis hepática (1):
- Obesidad
- Uso prolongado de ciertos medicamentos
- Toxinas e infecciones
- Exposición prolongada a químicos tóxicos
- Infecciones parasitarias
- Insuficiencia cardíaca
- Congestión del hígado.
- Hepatitis C, B y D crónicas, las cuales son infección hepáticas que pueden transmitirse por contacto con la sangre, semen u otro fluido corporal de una persona enferma. Estos tipos de hepatitis provocan inflamación y lesiones al hígado que pudiesen provocar cirrosis.
- Afección del hígado graso no alcohólico: en esta afección se provoca un aumento de la grasa en el hígado que finalmente causa la cirrosis. Dicha afección está asociada con el sobrepeso, la diabetes, la desnutrición proteica y la enfermedad de las arterias coronarias y los medicamentos corticoesteroides.
- Enfermedades que dañan o destruyen las vías biliares, lo cual causa el reflujo de la bilis en el hígado y cause cirrosis. Estas afecciones pueden ser la inflamación de las vías biliares, o cuando las vías del hígado se atan o lesionan por error durante una cirugía de vesícula biliar. La colangitis esclerosante primaria es otra afección que provoca daño y cicatrices en las vías biliares. En el caso de los bebes, esta el síndrome de Alagille o Atresia biliar, padecimientos en los que las vías hepáticas no existen o están lesionadas, lo cual por lo general provoca daño al hígado.
- Lesiones que pueden interferir el trabajo del hígado como el déficit de alfa-1-antitripsina, la fibrosis quística, la hemocromatosis, la enfermedad de Wilson, la galactosemia y las glicogenosis .
Es necesario acentuar que la cirrosis no ocurre por traumas de hígado o daño agudo a corto plazo. Por lo general es el resultado de años de lesión crónica, como el abuso de alcohol durante años. Hay muchas personas que beben habitualmente y no sufren daño en el hígado, pero el abuso y el consumo habitual puede degenerar en cirrosis. También el uso exagerado de medicamentos o la exposición a toxinas, etc.
Síntomas y enfermedades que derivan de la cirrosis
Por lo general los síntomas de la cirrosis no se presentan en las primeras etapas de la enfermedad, sino conforme esta avanza. A continuación se presentan los síntomas más comunes de la cirrosis (2):
• Dolor abdominal (cuando se acumula líquido en el abdomen en etapas avanzadas, lo cual puede causar peritonitis, uan infección grave)
• Cansancio, fatiga o debilidad sin causa aparente
• Pérdida del apetito, náuseas, vómitos, etc.
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• Pérdida de peso
• Picazón
• Síntomas emocionales: ansiedad, angustia, melancolía, duda, desaliento.
• Insomnio
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• Tendencia a la irritabilidad
• Sensibilidad y alergia a medicamentos: la cirrosis reduce la capacidad del hígado de filtrar medicamentos en la sangre, lo que provoca que estos permanezcan más tiempo en el cuerpo y se padezcan sus efectos secundarios.
• Moretones y hemorragias, cuando el hígado reduce la producción de proteínas necesarias para la coagulación.
• Debilidad del sistema inmune, lo que predispone el riesgo de contagios e infecciones.
• Insuficiencia renal y pulmonar.
• Cálculos biliares: en el caso de que la cirrosis no permita el flujo libre de la bilis desde y hacia la vesícula biliar, la bilis se calcifica y endurece, formando cálculos biliares.
• Várices y hemorragias debido a la hipertensión portal, afección resultante debido a que la cirrosis reduce la velocidad normal de la circulación sanguínea, aumenta la presión en la vena porta. Si la presión agranda demasiado lo svasos estos podrían reventar, y provocar hemorragias graves que requerirán atención médica inmediata.
• Ictericia: esta afección ocurre debido a que el hígado enfermo no elimina suficiente bilirrubina de la sangre, lo que provoca una coloración amarillenta de la piel y en el blanco de los ojos, además de un oscurecimiento en el color de la orina. La bilirrubina es un pigmento debido al cual la bilis tiene su color amarillo.
• Encefalopatía hepática: debido a la incapacidad del hígado a eliminar toxinas de la sangre, estas pueden acumularse en el cerebro, lo cual provoca una disminución de las funciones del sistema nervioso y mental, y coma. Aquí se pueden presentar síntomas como confusión, cambios de personalidad, pérdida de la memoria, problemas de concentración y cambio en los hábitos de sueño.
• Resistencia a la insulina (y diabetes tipo 2): la cirrosis puede provocar resistencia a la insulina (hormona producida por el páncreas que permite que el organismo utilice la glucosa como energía). Y cuando el cuerpo no usa la insulina adecuadamente, el páncreas se ve forzado a satisfacer la demanda que “falta”, produciendo más, pero el exceso de azúcar se acumula en el torrente sanguíneo dando lugar la diabetes tipo 2.
Causas emocionales de la cirrosis hepática
Al hígado se le conoce como el órgano donde se asienta la ira, el resentimiento y las emociones “fuego”, es decir, aquellas relacionadas con el enojo y la rabia. Estas emociones suelen perturbar los órganos internos, especialmente el hígado, haciendo que pierda normalidad en su funcionamiento (3).
Las quejas crónicas, la tendencia a la violencia, el perfeccionismo y la inflexibilidad, así como el reclamo silencioso o resentimiento, predisponen a contraer todo tipo de afecciones hepáticas, entre las cuales esta la cirrosis.
Remedios naturales para la cirrosis
• Prevención: para prevenir la cirrosis basta leer todas las causas que lo generan y evitarlas.
• Mente y cuerpo: es indispensable tomar en cuenta las causas emocionales que son la raíz más profunda de toda afección. Debe considerarse que muchas veces el no saber manejar la ira puede provocar que la persona recurra al alcohol, medicamentos y otras medidas para liberar la fuerte tensión que provoca el enfado en el organismo. Para esto se recomiendan lecturas que ayuden a la persona a hacerse responsable de sus emociones y aprendan a conducir y comprender su energía emocional. Una buena forma de ir entendiendo el enojo es empezar a darse cuenta que el enojo no es provocado por una circunstancia externa, sino por un entendimiento en la forma en como se ve la vida.
• El Aloe Vera (Sábila), es un remedio extraordinario para ayudar al hígado a realzar sus funciones y además tiene propiedades regenerativas celulares, lo que puede ayudar al hígado afectado notablemente. El aloe se puede tomar en jugo, lo recomendable es que sea fresco, incluso si se puede conseguir la planta y sacar su pulpa para molerla en jugo, sería ideal tónico hepático.
• Fitoterapia para sanar el hígado: existen muchas hierbas que podemos utilizar para ayudar al hígado a recobrar su salud. La hierba llamada Gobernadora es muy útil en México para equilibrar las funciones hepáticas y ayudar al hígado a recobrar su fuerza. El romero y la menta son hierbas que ayudan al hígado, así como el Cardo Mariano (Silybum Marianum) y la alcachofera, hierbas que ayudan a facilitar la función de drenaje del hígado. También el Cardo Mariano, que es un buen depurativo hepático, hay que consultar con un médico en caso de ser hipertensos o consumir antidepresivos.
• Dieta: es necesario evitar todo tipo de azúcares refinados, así como harinas blancas y su larga lista de derivados, desde pastas hasta panadería, así como refrescos, enlatados, etc. Se deben procurar todos aquellos alimentos que sean ricos en antioxidantes, como los cítricos, el brécol, las bayas de goji y arándanos, las fresas, etc. El jugo de zanahoria fresco es un tónico excelente para el hígado, así como el de pepino y/o la remolacha (combina estas tres verduras en un jugo diario, tu hígado se sentirá en verdad feliz y alimentado. Si nunca lo has tomado, empieza con poca cantidad para que tu cuerpo se acostumbre). Estos alimentos ayudaran en las funciones hepáticas y a evitar el deterioro del hígado.
• Limón: el jugo de un limón disuelto en medio vaso de agua tibia, y tomado en ayunas, es un remedio muy antiguo y realmente eficaz para reforzar las funciones del hígado y ayudarle a regenerar células deterioradas.
• Es necesario tratar de evitar todo medicamento, ya que estos, además de darle mucho trabajo al hígado, afectan la capacidad autocurativa del cuerpo, debilitándolo a la larga y haciéndolo dependiente a que la cura “venga de afuera”.
• La practica del taichí, yoga, etc., son actividades que ayudan a armonizar la energía y ayudan a liberar emociones como la ira y la desesperación.
Recuerda que la enfermedad es el resultado de una serie de hábitos que se acumulan a través de los años. Pero nunca es tarde para empezar a recuperar la salud.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 28/03/2020
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