Publicado: 02/04/2009 - Actualizado: 23/05/2020
Autor: Laura G. Garmendia
Se dice que la adolescencia es la edad de la rebeldía y la etapa más difícil y dolorosa del ser humano. ¿Será cierto esto? ¿O será que mucho hemos colaborado para hacer que esta afirmación sea verdad?
Es cierto que durante entre los 12 y los 18 años se pasa por un periodo de maduración importante, dónde, no sólo hay un movimiento acelerado de hormonas y sistemas que se necesitan adaptar a las nuevas necesidades fisiológicas correspondientes al crecimiento y la sexualidad, sino que además es el momento donde los adolescentes están intentando disfrutar el mundo a su manera, están descubriéndose a si mismos y esto implica una necesidad de zafarse de lo que sienten les hace “una nube” que les impide explorarse y definirse.
Por lo mismo, los adolescentes tienen que comenzar a lidiar con varias emociones como la ira, en especial con los padres o las autoridades que sienten les limitan, así como la ansiedad o la depresión, que mucha veces son reacciones que deben ser identificadas por los jóvenes para evitar su desarrollo. La consciencia y desarrollo de la inteligencia emocional favorecerá a los jóvenes en el futuro y ayuda a reducir la conducta agresiva o rebelde (1).
A pesar de todo lo que alguien pudiera decir respecto a los adolescentes, sin duda ellos están en una época maravillosa… No llegan aun a tener la mentalidad dura e inflexible que aveces desarrolla el tiempo el adulto, ni tampoco tiene la mentalidad inmadura como para no absorber conocimientos más profundos.
Aún en sus mentes está la frescura e ingenuidad de la niñez, el encanto de la curiosidad y el ánimo fascinante de la aventura y el riesgo. Sus mentes en este momento tienen la altura de absorber entendimientos más amplios y son flexibles, asi que aprovechar este momento para ayudarlos a madurar es algo que sólo requiere de un poco de compresión por parte de los adultos que los rodean.
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Consejos para tratar con adolescentes
Con estos tips para tratar con adolescentes te evitarás muchos pleitos, riñas y dolores de cabeza, y no estarás pensando cada noche en que tu hijo o hija “ya madure”.
1. NO INTERPRETES SUS ACTITUDES
Pongo esta en primer lugar pues es una de las cosas más nocivas en las relaciones con un adolescente.
En realidad, la interpretación es la forma de traducir algo a la forma de uno, y esta depende de los conocimientos y experiencias de cada cual. Decir que el joven hizo algo “malo” o que tiene una actitud “rebelde, desconsiderada, inmadura o abusiva” es sólo una interpretación.
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El simple hecho de expresarle esto a un joven con severidad puede llevar al adolescente a serlo, pues se le está programando negativamente, le estas diciendo algo que, a final de cuentas, sólo es tu punto de vista.
Así que lo primero para tratar con un adolescente es aprender a observar lo que el adolescente hace sin juicio alguno, tomando en cuenta que ellos, en este momento, muchas veces lo que quieren es llamar un poco la atención de quienes lo rodean, y que una forma de liberar las emociones que no entienden o les agobian es por medio de estas actitudes “rebeldes”.
2. NO LO CASTIGUES NI REPRIMAS, MEJOR REFLEXIONA CON ÉL
Lo mejor cuando el adolescente hace cualquier cosa, lo que sea que a tu parecer no sea correcto, es poner todo tu esfuerzo por detener tu impulso de reprender o clasificar la acción, y ponerte a reflexionar con él.
Ayudar al adolescente a pensar es una clave poderosa y muy valiosa para todo joven, pues con esto le estás permitiendo que él vaya a si mismo y considere. Esta es una actitud de los padres que los adolescentes valoran mucho, pues recuerda que ellos lo que menos quieren, aparentemente, es ser conducidos, pero en el fondo es lo que más quieren, que los conduzcas, aunque no hacia lo que tu quieres o consideras “bueno”, sino a descubrir lo que vale para ellos y ayudarles a madurar lo que sienten por medio de la reflexión.
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La forma de conducción no debe ser con regaños ni insultos ni castigos, sino llevándolo a si mismo de la forma más amigable posible. ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué crees que te llevo a reaccionar así? ¿Qué crees que deberías hacer ahora? ¿Cómo puedes solucionarlo? Con esto el sentirá que le estás permitiendo el espacio de ser y valorar, que lo estás considerando una persona capaz de pensar y tomar respuesta ante lo que hace, y con esto le estás diciendo que crees en su capacidad de tomar decisiones acertadas (2).
Entablar un diálogo muchas veces es difícil, sobre todo cuando no estás acostumbrado a hacer esto. Pero si empiezas por no gritar o reprender e interesarte más por lo que siente, poco a poco el diálogo podrá fluir. Uno se sorprende de lo que contesta un joven cuando se le ayuda a reflexionar.
3. PONER LÍMITES AMOROSOS
La adolescencia es la época de las fiestas, de los amigos, de querer hacer cosas distintas, es la época de querer irse…
De nada te servirá estar todo el tiempo regañando y castigando a tu hijo adolescente porque se va sin avisar, llega tarde, o no cumple con sus deberes. El buscará la forma de hacerlo.
La clave secreta para manejar esto es serenarte y comenzar poco a poco a establecer unas reglas inteligentes. Por ejemplo, si un día te pide permiso para salir y tu consideras que es apropiado, dile que si, pero que quieres que regrese a tal hora. Le tienes que decir, amorosamente, que si regresa después de esa hora, entonces el mismo estará eligiendo no salir la próxima vez. Así que si acaso no cumple y llega tarde, no tienes que salir corriendo reprenderlo, no, sino lo saludas con amabilidad y luego le dices: “Siento que hayas elegido no salir la próxima vez” si el grita, se enfada o te da excusas, si te reclama “el castigo”, no tienes que ponerte a gritar con él, simplemente dile que tu no lo castigas, que tu simplemente estás haciendo lo que el eligió hacer en el momento en que no llegó a tiempo. Lo mismo puedes hacer con sus deberes. Dile: antes de irte necesito que pongas orden en esta habitación o termines los deberes de la escuela. Si no lo haces, tu mismo eligirás no salir o ir con los amigos. El simple hecho de hacerlos sentir que ellos “eligen” las consecuencias, es otorgarles el grado de la responsabilidad (3).
Estos consejos para tratar con adolescentes funcionan mejor cuanto más temprana sea la edad a la que los apliques, incluso si tu hijo aún no llega a la adolescencia. Hacer responsable a un joven no tiene nada que ver con gritarle, pegarle o hacerlo sentir “mal” para que vea sus errores.
Cuanto más les ayudes a pensar y a hacerlo consciente de lo que hace, más el sentirá respeto por ti, más valorará tu presencia porque lo estás ayudando a crecer al permitirle experimentar lo que siente y lo que hace, sin crítica ni culpa, sino con entendimiento y cosnciencia, usando palabras que le ayuden a su crecimiento personal y no que le obstruyan su madurez o nublen su autoestima. Nunca les digas que son malos ni los hagas sentir culpables, esto sólo los lastima y los vuelve inseguros. Mejor ayúdales a explorarse a si mismos y condúcelos con preguntas a que tomen decisiones acertadas.
Y aunque de todos modos quizá tu hijo quiera irse, la convivencia con el mejorará en todo sentido. Si en verdad te empeñas en establecer un diálogo consciente y amigable, cuando se vaya lo más probable es que veas partir un hombre inteligente emocionalmente y no un niño inmaduro e inseguro que no sabe que hacer con la vida.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 23/05/2020
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