Publicado: 22/10/2013 - Actualizado: 09/10/2020
Autor: Laura G. Garmendia
Aunque la grasa es necesaria para el organismo, incluir demasiadas grasas refinadas en la dieta puede llevar a enfermedades cardíacas, sobrepeso y otros padecimientos de salud. Es importante saber cuáles son las grasas beneficiosas y aprender a leer la información nutricional de los envases para identificar las grasas perjudiciales (1).
Cada vez que leas la palabra hidrogenado en alguna etiqueta sabrás ahora que es lo mismo que refinado. La refinación de las grasa, aceites y mantequillas se lleva a cabo mediante la introducción de un gas llamado hidrógeno el cual se introduce en el alimento a una temperatura y presión elevadísima, en presencia de un catalizador metálico.
Una grasa o aceite natural como el de maní, oliva, girasol, etc., son grasas no saturadas, que se convierten mediante este medio en grasas saturadas, las cuales son nocivas para la salud.
En el momento que un producto o grasa natural pasado por un proceso de refinación deja de ser natural y se convierte en dañino. Las altas temperaturas del refinado destruyen sus elementos nutritivos, en especial las enzimas que tienen una parte fundamental en el metabolismo del cuerpo.
Cuando se consumen las grasas nocivas o refinadas durante un largo tiempo, el hígado (órgano encargado de la digestión de las grasas) y otros órganos empiezan a resentirse.
La ingesta de grasa refinada le lleva al hígado una tarea exhaustiva para convertir las toxinas de estas grasas en no tóxicas, destruyendo las sustancias extrañas o toxicas que entran en el organismo al consumir estos alimentos.
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¿Qué efectos tienen las grasas saturadas en el cuerpo?
Cuando una grasa o aceite natural es hidrogenado, el cuerpo se llena de toxinas, el hígado trabaja con mucha carga, y al no darse abasto con la tarea depurativa empieza a acumular grasas y toxinas en el cuerpo.
La acumulación de grasas y toxinas por el consumo excesivo de mantequillas y aceites refinados causan enfermedades como el sobrepeso, problemas de corazón, colesterol alto, sangre ácida por la elevación de toxinas, artritis, colitis, gastritis, etc. (2).
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Además, el sistema de defensas baja debido a la acumulación de sustancias venenosas en el organismo, por lo que el cuerpo es más propenso a enfermarse y contagiarse.
Grasas en la dieta
Recuerda que el organismo necesita grasas: es una fuente de energía y ayuda al cuerpo a absorber vitaminas. Además, el corazón y el cerebro están hechos de grasa principalmente, y la piel necesita de ciertos aceites para verse linda y joven. Debes elegir los alimentos con grasas buenas y descartar de la dieta aquellos con grasas refinadas o grasas malas.
Por motivos de salud y belleza, debes aprender a elegir grasas y aceites saludables para que el cuerpo las aproveche al máximo y evites sobrecarga de toxinas.
Cómo elegir las grasas saludables
Algunas medidas para reducir el consumo de grasas saturadas en la dieta son, por ejemplo, el cocinado al horno o a la parrilla en lugar de las frituras, el empleo de leche descremada o desnatada o la sustitución de salsas a base de crema y queso por otras más ligeras con lácteos descremados (3).
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- Cuando vayas a comprar mantequillas o aceites cerciórate de que no contenga aditivos químicos no grasa vegetal hidrogenada.
- Los aceites como el de oliva, soja, maní, sésamo, etc., deben ser prensados en frío o extra-virgen, ya que estos aceites no están refinados y conservan todas sus propiedades alimenticias. Sobre todo el aceite de oliva, que tiene grandes propiedades en la salud y belleza, debe ser usado extra-virgen para aprovechar sus magníficas cualidades sobre todo en la piel, intestinos y problemas del corazón.
- Los aceites refinados al ser sometidos a altas temperaturas ya no tienen nutrientes y sus componentes se saturan (colesterol), además de que son adicionados con otros químicos. Por eso, revisa bien la etiqueta y cerciórate que sean extra-virgen o de primera prensión.
- Evita el aceite de algodón ya que no es un producto de consumo humano, al algodón se le fumiga tantas veces que resulta imposible eliminar toda la carga tóxica que contiene.
- En lugar de margarina prefiere mantequilla sin aceites hidrogenados. Las margarinas suelen ser más refinadas y nocivas y es muy difícil encontrar margarinas saludables. Una buena mantequilla es la más natural, sin conservadores, sin aceites refinados y sin colorantes o aditivos, de preferencia orgánica.
- Busca aceites prensados en frío de calidad, prefiere los de botella oscura y sin aditivos como colorantes o saborizantes. Revisa que no contengan conservadores y evita que les de el sol o la luz para que se conserven mejor.
Te recomendamos, para cocinar, no usar aceites refinados, lo mejor es usar un buen sartén con teflón para evitar que los alimentos se peguen. Para las ensaladas nada mejor que los aceites de frutos o semillas de primera prensión en frío, el de oliva es uno de los favoritos para los aderezos, así como el aceite de sésamo o maní.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 09/10/2020
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